Hace muchos años, la visión de la compasión era la ayuda a las personas que tenían capacidad de aportar a personas que tenían necesidades no cubiertas y sin posibilidades de cubrirlas, ya fuera por razón económica, discapacidad, o lo que fuera. Era como una caridad.
En la actualidad, la compasión se percibe como tener la capacidad de entenderr el sufrimiento o injusticia que vive el otro y que mueve a la acción para ayudar. No es solo ser empáticos, ponernos en los zapatos del otro, sino ir más allá a tratar de ayudar a mejorar la situación del otro.
Para poder vivir la compasión en las organizaciones podemos empezar con estas ideas:
Primero se necesita tratarse a uno mismo con compasión. Tratarse con amabilidad y amor, confiar en las capacidades personas y perdonarse cuando uno se equivoca.
Comunicación. Expresarse con claridad y honestidad, al igual que se escucha con neutralidad y atención a quien confía en uno.
Contacto. Mirar a los ojos con atención, una suave palmada en la espalda, ayuda para mover algún artículo, etc. Sentir que hay conexión.
Animar a los otros. Reforzar positivamente y felicitar cuando las casa han ido bien, animar el buen desempeño y el trabajo en equipo.
Ser proactivo. La compasión lleva a la acción y por eso, a veces hay que ser el primero en pedir una disculpa, en dar retroalimentación, en iniciar una conversación, etc.
Estar atento. Ser consciente de la situación en la que se encuentran los demás, estar atento a sus estados emocionales, y si hay posibilidad de ser empáticos actuar.
Integrar esta visión en los procesos y sistemas organizacionales, siendo congruentes de lo que los procesos internos provocan. ej, sistema de compensaciones, flexibilidad, niveles de confianza, ambiente laboral, retroalimentación positiva, etc.
Los beneficios de tener un equipo compasivo son muchos: retención de colaboradores, reducción de estrés, bienestar físico y emocional, mejores relaciones sociales.
Lo contrario a la compasión es cerrarnos en nuestro mundo y hacer como que no me importa y no me toca lo que le pasa al otro. La realidad es que somos un sistema y claro que nos afecta lo que el otro está viviendo. Abrirnos a escuchar, a acompañar al otro crea un ambiente de compasión.
Para que la compasión se desarrolle, existen procesos y sistemas que deben de adecuarse dentro de las organizaciones. La compasión tiene que llegar a esos sistemas, por ejemplo, compensaciones justas; liderazgos que permitan hablar honestamente sin juicios, ni bullying, ni acoso; relaciones de confianza en donde se reconozco al creador de las nuevas ideas; ambiente incluyente; etc.
Algunos libros para reflexionar mas sobre el tema: Awakening Compassion at Work de
Monica Worline and Jane Dutton y Culturas de la Empatía de Fritz Breithaupt
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